domingo, 22 de marzo de 2009

Tabaco y Negro






"No había entendido nada. Esa simple frase, cuatro palabraa satisfechas de la vulgar plenitud de su significado, bastaba para resumir la primera experiencia laboral de mi vida. No había entendido nada..."

"Aquella tarde tampoco había entendido nada, pero había sido capaz de sentir, de intuir, de comprender fragmentos de algo que era mucho más grande que yo, y que sin embargo alguna vez se dejaría nombrar por mis labios. Ese silencio fértil, ceremonial, tan cargado de promesas como la sigilosa sonrisa de una puerta que supiera abrirse sin alertar al aire, ningún chirrido, ni un eco, ni un susurro, no debería haberse llamado igual que mi pasividad, mi impotencia para arrastrarme a través de un desierto de incomprensión absoluta como un viajero perdido sin brújula y sin cantimplora, la torpe perpejlidad que selló mis labios con un cemento mucho más eficaz que las insistentes recomendaciones de mi madre. Porque no entendí nada. Ésa es la verdad. Nada de Nada.

No hay comentarios: